domingo, 11 de noviembre de 2012

ANTECEDENTES




PAPA CRIOLLA

 
 

Actualmente, la papa criolla se cultiva en pequeñas áreas al margen del cultivo de papa común, en surcos dentro del mismo, o en huertas familiares. Los principales departamentos productores en Colombia son Cundinamarca, Boyacá, Nariño, Antioquia, Cauca, Norte de Santander y Santander.

 TECNOLOGÍA DE PRODUCCIÓN

La información agronómica del cultivo de la papa criolla es escasa en todos las fases de su desarrollo, debido a que el cultivo no se le había dado la misma importancia económica que se le asignó a la papa común. Asimismo, aunque se presentan marcadas diferencias en su manejo, se puede decir que muchas de las tecnologías utilizadas y algunos criterios de manejo agronómico que se aplican al cultivo de papa común se han extrapolado al de este producto.

SIEMBRA.
El cultivo de papa criolla se propaga por tubérculos. La semilla es uno de los insumos más costosos en el proceso productivo de la papa, razón por la cual el agricultor suele utilizar semilla de sus propias plantaciones. El tubérculo ideal para sembrar es aquel que presenta la forma característica de la especie, esto es, tamaño mediano, ojos poco profundos, brotes cortos y vigorosos y ausencia de pulgones, gusano blanco, polillas y pudriciones. Un indicador indirecto del rendimiento del cultivo es la cantidad de semilla sembrada (cargas/ha.). Así, para sembrar una hectárea con papa criolla se requieren entre 6 y 9 cargas de papa (0,7 y 1,1 ton respectivamente), de las cuales se espera obtener entre 7 y 12 toneladas de producto.
La papa requiere agua, especialmente en los primeros días después de la siembra y desde la aparición de las flores hasta cuando los tubérculos han adquirido buen tamaño y peso. Es recomendable, por lo anterior, que la siembra coincida con el inicio de la época de lluvias o que se haga durante la misma. El número de plantas a establecer depende de las condiciones ambientales particulares, en especial, de la fertilidad del suelo y de la humedad relativa; así, en terrenos de poca fertilidad se aconseja sembrar un tubérculo cada 20 cm. dejando una distancia de 1 m. entre surcos, para un total de 50.000 plantas/ha. Y, en terrenos de mayor fertilidad, los tubérculos se siembran cada 30 cm. distanciados 1 m. entre surcos para un total de 33.000 plantas/ha.